El fin del mundo.

Si el fin del mundo fuera hoy, todos estaríamos en la libertad de realizar aquellas cosas que siempre quisimos y que nunca pudimos como por ejemplo decirle las cosas a la cara a esa persona a quien siempre quisimos enfrentar, pero que por miedo nunca pudimos hacerlo; o por ejemplo besar a ese amor platónico que se ha tenido desde la infancia como una estrella de la farándula o deportista; o pues sin la necesidad de tener que involucrarnos con grandes celebridades muchas personas pensaran en estar en la más grande y descontrolada fiesta que se pueda imaginar.

Otras personas, más preocupadas por su alma y su religiosidad seguramente irán a rezar a su iglesia, meca o sinagoga más cercana en pro de salvaguardar hasta el último momento su alma para que este en el paraíso por toda la eternidad.

Habrá también gente que está más interesada en  pasar sus últimas 24 horas rodeadas de sus familias, compartiendo lo que tal vez será el último momento de reunión y unión como los que hay en los vínculos familiares.